
Sound ‘Of’ Silence
Capítulo 6
Mientras tanto ya eran las seis y media de la tarde.
-Bueno será mejor que me vaya.
-Yo también. Todavía tengo que trabajar.
Cuando estaba a punto de salir me dijo:
-Eh a ¿dónde crees que vas?
-A mi casa listillo.
-Bueno será mejor que me vaya.
-Yo también. Todavía tengo que trabajar.
Cuando estaba a punto de salir me dijo:
-Eh a ¿dónde crees que vas?
-A mi casa listillo.
-No, no, no, de eso nada Tim te acercará.
-Pero si no hace falta, tan solo esta a media hora de aquí.
-Y si vas en la limusina son tan solo cinco minutos.
-Pero si no hace falta, tan solo esta a media hora de aquí.
-Y si vas en la limusina son tan solo cinco minutos.
Después de un rato logró convencerme, cuando ya estábamos en dirección a mi casa no parábamos de mirarnos, no podía dejar de observar es rizo tan cómico que le caía sobre la mejilla, sus ojos que parecían diamantes, su sonrisa que iluminaba más que el sol era tan perfecto, en este momento me estaba mirando con una de sus mejores miradas llenos de curiosidad.
-¿Qué es lo que tanto observas?
-Tu perfección. Contesté rápidamente sin pensarlo ni dos segundos.
Su sonrisa se ampliaba aún más
-No hace falta que me pelotees tanto. Dijo con orgullo.
-¡Ajá!, ¿pelotear yo?, ¡ni hablar!
-No pasa nada estoy acostumbrado
-Mira que eres creído eh.
Sin prestar atención a lo dicho me contestó:
-Tú también eres hermosa. Mientras se le coloraban las mejillas y esbozaba una gran sonrisa.
Cuando esas palabras atravesaron el interior de mis oídos sentí como se me acumulaba la sangre en las mejillas hasta conseguir un diferente tono de color rojizo, baje la mirada rápidamente y me quedé pensando hasta que él los interrumpió colocando mi cara hasta la altura de la suya:
-¿Qué es lo que tanto observas?
-Tu perfección. Contesté rápidamente sin pensarlo ni dos segundos.
Su sonrisa se ampliaba aún más
-No hace falta que me pelotees tanto. Dijo con orgullo.
-¡Ajá!, ¿pelotear yo?, ¡ni hablar!
-No pasa nada estoy acostumbrado
-Mira que eres creído eh.
Sin prestar atención a lo dicho me contestó:
-Tú también eres hermosa. Mientras se le coloraban las mejillas y esbozaba una gran sonrisa.
Cuando esas palabras atravesaron el interior de mis oídos sentí como se me acumulaba la sangre en las mejillas hasta conseguir un diferente tono de color rojizo, baje la mirada rápidamente y me quedé pensando hasta que él los interrumpió colocando mi cara hasta la altura de la suya:
-Ya hemos llegado. Dijo.
Una vez más me ayudó a salir, pero esta vez no soltó la mano.
- Hoy lo pasé genial contigo.
-Yo también, y te doy las gracias por ello.
-Me gustaría volver a verte.
-Ya sabes donde está mi casa, cuando puedas más cuando quieras puedes venir a buscarme.
-Está hecho.
Sus suaves labios rozaron mis mejillas dio media vuelta y se fue.
Una vez más me ayudó a salir, pero esta vez no soltó la mano.
- Hoy lo pasé genial contigo.
-Yo también, y te doy las gracias por ello.
-Me gustaría volver a verte.
-Ya sabes donde está mi casa, cuando puedas más cuando quieras puedes venir a buscarme.
-Está hecho.
Sus suaves labios rozaron mis mejillas dio media vuelta y se fue.
No hay comentarios:
Publicar un comentario